miércoles, 20 de enero de 2010

Análisis comparativo del Camino del Héroe en La Ilíada, El Proceso y El Extranjero

Por Mafer Rodríguez Toral


“La adoración del héroe existe, ha existido
y existirá para siempre, universalmente, en la humanidad.”
- Thomas Carlyle

A lo largo de la historia de la tradición oral universal y, posteriormente, en la de la literatura, podemos encontrar un cierto patrón en los personajes principales de los mitos y leyendas de la antigüedad y, tiempo después, en los cuentos y novelas de todas las culturas. Este patrón se refiere al trayecto que recorre el personaje a lo largo de la historia, enfrentándose a ciertos ciclos que se repiten a lo largo del tiempo y las culturas. Esta travesía es conocida como “el viaje o el camino del héroe”.

Según Joseph Campbell, un historiador estadounidense que ha estudiado acerca de religiones y de mitología comparada, existen doce etapas diferentes a lo largo del camino del héroe. Estas etapas pueden ser resumidas, sin embargo, en tres partes; la separación, la iniciación y el retorno del héroe. (Campbell, 1949, pág.35)

El propósito de este ensayo es el analizar este patrón narrativo en el trayecto de los personajes principales en las obras La Ilíada de Homero, El Proceso de Franz Kafka y El Extranjero de Albert Camus. Las tres obras tienen una trama y un contexto histórico diferentes entre sí, recalcando el hecho de que la primera fue escrita más de dos mil años antes que las últimas dos. Sin embargo, a pesar de las diferencias contextuales, se busca compararlas y encontrar las similitudes que las unen, para así probar que a pesar de las diferencias, son las semejanzas las que importan para probar que, después de todo, el hombre siempre regresará al mismo punto de partida, comprobando así su propia humanidad.

En la primera etapa, se muestra al mundo ordinario (Loc. Cit.), en el que el personaje vive antes de emprender su recorrido. En La Ilíada, no se muestra esta etapa debido a que comienza ya cuando el héroe se encuentra en Troya, sin embargo, el mito dice que Aquiles se encontraba con su madre, la nereida Tetis. Durante El Proceso no podemos ver realmente cuál era la realidad de Josef K. antes de que aparecieran los guardianes, sin embargo, se puede inferir que mantenía una vida normal, viviendo solo en un apartamento, trabajando como un banquero respetable el cual no se concede muchos lujos.

En ese momento ninguno de los personajes principales podría sospechar que algo fuera de lo normal sucedería. Se encuentran a salvo, como se puede ver claramente en la manera en que se halla K. al principio de la novela; en su cama, durmiendo plácidamente, frágil y vulnerable.

Un llamado es el que llega a irrumpir la paz en las vidas de estos personajes: el llamado de la aventura (Ibíd.pág.54). Agamenón urge a Aquiles a ir a la Guerra de Troya, a arriesgar su vida por algo que ni siquiera tiene que ver con él, pero que le podría dar honor y grandeza. K. es despertado con el llamado en la puerta, la cual le revela al abrirse a unos guardias que claman que K. ha cometido un delito sumamente grave, por lo que están ahí para informarle que está bajo arresto y que un proceso comenzará pronto para determinar su culpabilidad o inocencia. Por otro lado, en El Extranjero, nos presenta un problema justo en el principio. La madre de Meursault acaba de morir. A pesar de que esta muerte no representa mucho para él, debe partir al asilo para estar presente en el velorio.

Al recibir estas inesperadas noticias, es lógico que sea una sorpresa para los personajes, por tanto, se muestran reacios, si no es que completamente determinados a no quererlas aceptar. Por un lado, para Aquiles el ir a pelear a Troya, representaría ayudar a un rey al que no tiene respeto alguno y el pelear por una causa que en realidad no le interesa.

K., está seguro de que no ha cometido delito alguno e insiste a los guardias de que están equivocados y les pide una y otra vez que le digan qué es exactamente lo que él hizo para ser enviado a un proceso, sin embargo ellos se rehúsan.

Por otro lado, Meursault no quiere ir realmente al entierro de su madre. Opina que ya no hay mucho que él pueda hacer y le parece innecesario el hecho de hacer tanto escándalo.[1]

Es en estos momentos de crisis en los que suele aparecer una persona de ayuda para guiar al héroe perdido o confundido. Los informa o entrena para que se sientan preparados para enfrentarse al desafío que les espera. En el caso de Aquiles, Tetis, su madre, habla con él y le revela su futuro. En el caso de que decidiera quedarse y no ir a Troya, éste tendría una vida larga y plena, mas su nombre no sería grande. En cambio, si emprendiera el viaje a la guerra, no viviría para regresar a su hogar, sin embargo, sería siempre recordado como uno de los más grandes héroes de la historia.

A Josef K. no se le aparece una diosa ni un sabio. Es el mismo jefe de los guardianes que lo tienen bajo arresto quien lo hace entrar en razón. Al saber éste más acerca de lo que sucede en los procesos, le aconseja tranquilizarse y seguir su vida como si nada, procurando alejarse de problemas para evitar dificultar más su caso.

A Meursault nada parece importarle realmente. Gente cercana a él intentan hablar con él, consolarlo, hacerlo sentir mejor. Sin embargo, no hay nada que puedan decirle realmente, ya que, para empezar, él no se siente mal en realidad. En ese punto crucial es en el que Marie entra a su vida. Es difícil de determinar el hecho de que juegue o no un papel como mentor o guía para Meursault. Esto se debe a que, al parecer, Meursault no quiere ser guiado a ningún lugar en particular, no le ve el caso. Sin embargo, es la que más persevera y, podría decirse que, hasta cierto punto, logra hacer un pequeño impacto en él al lograr que éste disfrute, al menos un poco, pequeños momentos como el ir a nadar o el escucharla reír.

Es gracias a la preparación ya sea física o mental que los guías les dan a los héroes, que éstos se sienten listos por fin para emprender su camino. Es así que dejan atrás el mundo ordinario y su vida pasada, para emprender una travesía nueva y llena de desafíos.[2] Aquiles se alista para partir hacia Troya y K. asume su proceso como algo que no puede evitar. Después de todo, Marie logra hacer que Meursault salga un poco de su indiferencia, aunque sea aparentemente, al preguntarle si se casaría con ella. Al responderle que sí, aunque con su manera indiferente, Meursault se está enfrentando a una situación nueva y diferente para él.

Según Campbell, una vez que el héroe cruza el primer umbral, éste se presenta ante una serie de pruebas que retarán sus fuerzas y conocimientos. Asimismo, conocerá a aliados que lo ayudarán a superarlas; y encontrará enemigos que le dificultarán su ejecución. (Ibíd. pág. 91)

Es a partir de este momento que La Ilíada de Homero, como tal, comienza. A lo largo de esta guerra, Aquiles se enfrenta con múltiples pruebas y batallas, donde encuentra enemigos, tanto entre las tropas troyanas, como en las aqueas; y aliados a la vez.

En El Proceso, K. va descubriendo poco a poco al sistema al que se enfrenta y que lo está enjuiciando. A lo largo de todo este tiempo sigue sin saber por qué lo procesan y pasa ante jueces, familiares y abogados que no le ayudan en nada, más que para aumentar su impotencia ante la Justicia. Asimismo, K., a pesar de encontrarse en medio de un proceso, logra rodearse de mujeres, a pesar de que no tengan un significado muy importante para él. Sin embargo, no logra hacerse de aliados que le sirvan, ya que con o sin ellos, la Ley sigue siendo un lugar inaccesible para él.

Las pruebas a las que se enfrenta Meursault no son para él un reto realmente. Al no importarle prácticamente nada en verdad, le parecen algo triviales, sin importancia. Sin embargo, es clara la manera en que se hace de aliados y enemigos. Al volverse el camarada de Raymond y defenderlo acerca de lo que le hizo a su mujer (o más bien no hacer nada al respecto), se hizo enemigo de los moros, ya que uno de ellos era hermano de la mujer de Raymond.

Durante el Acercamiento, siguiente etapa del camino del héroe, éste tiene éxito en las pruebas a las que se enfrenta. Aquiles, por ejemplo, se gana el respeto y admiración de los aqueos al hacerles ganas tantas batallas. Josef K., sin embargo, no logra penetrar en la Justicia ni tampoco descubre cuál es exactamente la razón por la cual está siendo procesado. En El Extranjero, nuevamente es difícil determinar cuáles son sus logros, debido a la poca importancia que Meursault les da. Sin embargo, podría decirse que después de haberse comprometido con Marie, ha sido un poco más feliz y ella, a su vez, es feliz también, o más bien lo es en parte, y no en su totalidad, ya que desearía que Meursault se interesara más por las cosas y, sobre todo, por ella.

Después de esa tregua, Campbell muestra cómo es que el clímax del héroe llega con una prueba más difícil todavía que las demás. El resultado de ésta puede determinar el transcurso de la trama del viaje del héroe, ya que esta es una prueba de vida o muerte. En el camino de Aquiles, esta prueba es la muerte de Patroclo. La manera en que asume la noticia y reacciona contra Héctor es determinante en el desenlace.

K., aunque no se enfrenta a la muerte en esta etapa, sí llega a un punto en el que ya no sabe qué creer. Pierde la fe en sí mismo, quien era la última persona en la que creía. Esto sucede porque comienza a dudar acerca de si podría ser cierto el hecho de que hubiera cometido un delito lo suficientemente fuerte como para ser enjuiciado. Entra en un conflicto en el que ya no cree en nada ni nadie.

El caso de Meursault es claro. Justo en el momento en que parecía que iba a poder vivir una vida feliz y tranquila con Marie, mata a uno de los moros que estaban enemistados con Raymond sin más razón que el hecho de que el moro lo deslumbrara con el reflejo del sol en el cuchillo que tenía en la mano.

Después de pasar esta difícil prueba, el héroe se repone del miedo y recibe una recompensa por su valentía.[3] En el caso de Aquiles, éste regresa a pelear y olvida sus descontentos con Agamenón. Ganan esa batalla y el rey le da regalos y le devuelve a Briseida al guerrero. En cuanto a K., no se puede encontrar ninguna especie de recompensa, ya que, a lo largo de la historia, se mantiene en un estado de impotencia e ignorancia total acerca de su proceso. Le es imposible penetrar en la Justicia, por lo que tampoco se le da una recompensa a pesar de sus intentos. La recompensa de Meursault no resulta ser algo bueno, ya que, al haber matado al moro y no haber intentado defenderse, termina en la cárcel, esperando también ser enjuiciado. Esta “recompensa” resulta algo irónica al compararla con la definición literal. Sin embargo, al tener en cuenta que Meursault no es un héroe clásico, sino que en realidad un antihéroe, al que no le importa nada ni nadie, resulta coherente que sea eso lo que se gane.

“Cuando la misión del héroe se ha llevado a cabo […], el aventurero debe regresar [.]” (Ibíd. pág. 179) Una vez que Aquiles ha vengado a Patroclo matando a Héctor, éste logra su cometido. En cierta forma recupera a Patroclo con el hecho de haber borrado a su asesino, por lo que él también tiene una sensación de término y al mismo tiempo de principio. Al regresar al campamento de los aqueos es recibido como el mayor de los héroes y pueden, por fin, rendirle honor a Patroclo. A su vez, después de haber librado tan grandes batallas y haber derrotado a uno de los mejores guerreros de Troya, aún después de su muerte, la profecía del nombre de Aquiles se cumple, ya que es recordado eternamente como uno de los más grandes héroes de la historia.[4]

Llega un momento en el proceso de Josef K. en el que desearía poder regresar al punto en el que no existía un proceso; el volver a su mundo normal. Sin embargo, no es posible para él ya que el su proceso continúa intermitentemente. Al final, dos hombres quienes alegan que vienen de parte de la Justicia se lo llevan a un callejón donde le entregan un cuchillo con el fin de que se quite la vida. Al no hacer lo que le dicen, uno de ellos le encaja el arma en el corazón. “‘¡Cómo un perro!’, dijo; era como si la vergüenza hubiese de sobrevivirle.” (Kafka, 1925, pág.224) Con esta cita se puede entender cómo es que, a pesar de que K. muere, en cierto modo todas las demás personas oprimidas por la Justicia le sobreviven; así como la vergüenza y la impotencia que deja tras de sí. De esta manera, también se puede interpretar cómo es que K. renace simbólicamente en todas las demás personas que quedan en el mundo.

Meursault, por su lado, también desea regresar al punto en el que no había matado todavía al moro. Descubre que en realidad extraña a Marie y a su vida como persona libre. A pesar de que comienza a acostumbrarse a su vida de preso durante su juicio, es cuando dan la sentencia que parece tener un despertar. De pronto las cosas le son más interesantes y descubre que en verdad quiere vivir. Meursault no resucita después de morir, sino que renace en el momento en que descubre que su vida tiene un fin próximo.

Con esta comparación se puede ver cómo es que estos textos tan diferentes tienen un patrón muy parecido a pesar de sus diferencias en las fechas en que se escribieron, la nacionalidad de los autores y el contexto en general en que fueron realizadas. El concepto del héroe es algo que ha existido en todas las culturas a lo largo de la historia de la humanidad y a partir de esto, podemos darnos cuenta cómo es que los textos clásicos pueden ser comparados con los textos de hoy en día. Aún cuando los personajes parecen no tener parecido alguno, en cierta forma, tienen una construcción similar, y, a pesar de que hay ciertas partes en las que no concuerdan –lo que es lógico debido a que no todas las obras literarias pueden ser completamente iguales–, tanto los héroes clásicos como los héroes o incluso antihéroes existencialistas o nihilistas de la actualidad terminan recorriendo el mismo camino juntos.


Bibliografía

Campbell, Joseph

1949 “El héroe y el dios” en El héroe de las mil caras. México: FCE

1949 “La llamada de la aventura” en El héroe de las mil caras. México: FCE 1949 “La negativa al llamado” en El héroe de las mil caras. México: FCE

1949 “La ayuda sobrenatural” en El héroe de las mil caras. México: FCE

1949 “El cruce del primer umbral” en El héroe de las mil caras. México: FCE

1949 “El camino de las pruebas” en El héroe de las mil caras. México: FCE

1949 “Apoteosis” en El héroe de las mil caras. México: FCE

1949 “El regreso” en El héroe de las mil caras. México: FCE

1949 “Cruce del umbral del regreso” en El héroe de las mil caras. México: FCE


Camus, Albert

1942 El Extranjero. Madrid: Alianza Editorial


Homero

1951 (Publicación) La Ilíada. México: Compañía General de Ediciones S.A.


Kafka, Franz

1925 El Proceso. Madrid: Mestas Ediciones



[1] En la “negativa al llamado”, Campbell aclara que la negación total a la aventura o al problema, puede provocar que el héroe se encierre a sí mismo y que, por tanto, en lugar de salvar, deba ser salvado.

[2] Esto se le conoce como “El cruce del primer umbral” (Ibíd. pág.77)
[3] Apoteosis (Ibíd. pág. 139)

[4] Esto hace referencia a “El cruce del umbral del regreso” (Ibíd. pág. 200) o bien, la resurrección del héroe.

1 comentario:

  1. Excelente ensayo, una muestra de lo importante que sigue siendo la literatura antigua en los tiempos que corren. Gracias

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